Venezuela juzga por sorpresa un triple asesinato cometido en Madrid sin avisar al juez español
El juicio por el conocido triple crimen de Usera, ocurrido en Madrid en junio de 2016, comenzó a celebrarse el 28 de febrero en Caracas, en concreto en el Juzgado número 50 de la capital venezolana. El acusado de matar a dos mujeres y un hombre por celos, Dahud Hanid Ortiz, fue detenido en octubre de 2018 en aquel país y a pesar de las peticiones de extradición del Gobierno español el Tribunal Supremo de Venezuela decidió que no fuera extraditado y fuese juzgado en Venezuela, algo del todo extraño para el ordenamiento jurídico internacional, ya que el asesinato se cometió en suelo español. A finales de febrero, comenzó por sorpresa el juicio sin que nadie se lo hubiese notificado oficialmente a las víctimas ni al juez instructor de Plaza de Castilla que investigaba el triple crimen.
Hanid Ortiz, ex militar estadounidense, de 54 años, nacionalidad venezolana y residente en Alemania se trasladó hasta Madrid el 22 de junio de 2016 para asesinar al abogado Víctor Joel Salas, tras descubrir que tenía una relación a distancia con su ex esposa, la médico alemana Irina Trippel. En su delirio salvaje acabó asesinado a Elisa Consuegra, abogada compañera de Salas, a Maritza Osorio, secretaria del despacho y a José Castillo, un cliente del bufete. El acusado viajó el mismo día de los hechos en un Volkswagen Polo desde Alemania hasta España, aunque la Policía no descarta que antes de llegar a la frontera francesa cambiara este vehículo por otro alquilado. Así cometió el triple asesinato.
La acusación en Venezuela, ejercida por el fiscal Vladímir Ángel, hace un espeluznante relato de los hechos: «el día 22 de junio de 2016 sobre las 14.30 de la tarde apareció el imputado Dahud en las instalaciones del despacho de abogados situado en la calle Marcelo Usera (…)» y sigue relatando que «al llegar al citado despacho se encontraban trabajando las colaboradoras llamadas Elisa Consuegra Gálvez, abogada de origen cubano y Maritza Osorio Riverón, empleada del despacho, también de origen cubano, preguntó por el titular del despacho y al no encontrarse pidió que se lo localizaran (…)».
Pero Dahud «se había quedado en el baño del despacho de abogados por varios minutos, al salir se dirigió hacia el puesto de trabajo de Elisa Consuegra y con un cuchillo de dimensiones grandes, con la hoja de dientes de sierra seccionó el cuello de Elisa, ocasionándole la muerte (…) le clavó un objeto punzante justo en el esternón atravesándole la médula. Inmediatamente después, con otro objeto contundente, presumiblemente una barra de hierro, propinó diversos y fuertes golpes en la cabeza a la ciudadana Maritza causándole la muerte». Pero como el abogado no estaba en el despacho, «se quedó en el sitio junto a los cadáveres de Elisa y Maritza a esperar que llegara Víctor», según el escrito de acusación de la Fiscalía venezolana que sigue con el relato y explica que «pasadas las 17.00 horas de la tarde la persona que apareció en las instalaciones era un ciudadano de origen ecuatoriano de nombre Pepe Castillo Vega, el cual iba con el fin de retirar el permiso de residencia de su esposa, creyendo éste que era el tan esperado Víctor, el imputado sin mediar palabra alguna se abalanzó sobre él y con el mismo objeto con que le había quitado la vida a Maritza le propinó fuertes golpes en la cabeza produciéndole la muerte».
Luego, el presunto asesino prendió fuego a hojas de los diferentes expedientes que tenía el abogado en el despacho, lo que provocó que los cadáveres de Elisa y Maritza se quemaran parcialmente. Los vecinos dieron aviso a los bomberos, que acudieron rápidamente y sofocaron el incendio con espuma ignífuga, que acabaría borrando cualquier posibilidad de encontrar huellas dactilares.
Sin embargo, la Policía encontró el tapón de una botella de agua mineral que solo se vende en Alemania y que se convertiría en la prueba clave. La noche posterior al crimen, el ex militar huía de nuevo en su vehículo hacia Alemania, durmiendo tan solo 15 minutos en el camino. Los investigadores le sitúan al día siguiente en la localidad de Wüzburg, donde residía junto a su familia. Allí se refugió durante varios días hasta que las primeras pesquisas policiales lo empezaron a señalar y entonces huyó a Estados Unidos. Desde allí volvió a escapar hasta Venezuela, su país de origen. El juez que comenzó la instrucción en España, el titular del número 45 de Plaza de Castilla, pidió la extradición del sospechoso para interrogarlo y, si había lugar, decretar la apertura de juicio oral contra él. Pero el Tribunal Supremo venezolano denegó la extradición y decidió juzgarlo allí.
Dahud, según desveló la investigación, había amenazado a Víctor Joel por teléfono, y había hackeado el teléfono y el ordenador de su esposa Irina para perseguirla a ella y a su supuesto amante, luego huyó de Alemania a Venezuela, su tierra natal. El tribunal venezolano que ahora lo juzga no ha pedido ninguna información al Juzgado español que conoce este asunto.
Mientras tanto, era interrogado el abogado Víctor Salas, que inmediatamente hizo recaer su sospecha por las amenazas de muerte recibidas de la «ex pareja de su actual novia Irina, la cual reside en Franckfurt (Alemania) (…) sabiendo que se llama Danud Hanid Ortiz» y describe las amenazas recibidas un mes antes: «yo he sido soldado en Estados Unidos, me han entrenado para matar y voy a ir a por ti para matarte, ya sé quien eres, deja en paz a Irina, que es mi mujer».
Tras su detención en Venezuela en 2018, la justicia de aquel país decidió que no entregaría a España a Dahud, sino que sería juzgado allí por tres delitos de homicidio y uno de incendio, ya que tiene nacionalidad venezolana y los delitos son asimilables al Código Penal venezolano. Dahud nació en Caracas y aunque tiene nacionalidad estadounidense, nunca renunció a la venezolana. El ex militar, que luchó en la Guerra de Irak, fue expulsado del Ejército estadounidense tras demostrarse que había falsificado un documento para poder ascender a oficial.
El juicio oral arrancó finalmente el pasado 28 de febrero de 2022 y la jueza ya ha escuchado al acusado, que ha negado todos los hechos, y también al que supuestamente era su objetivo, el letrado y ex fiscal peruano Víctor Joel Salas, quien fue a declarar por sorpresa y confirmó lo denunciado a la Policía española y al juzgado madrileño, y que confía en que ahora el Ministerio de Justicia acelere los trámites para que puedan declarar en el juicio policías y forenses españoles y la mujer que era la pareja de Dahud. Según Salas, «me enteré del comienzo del juicio porque el fiscal pudo localizar mi teléfono móvil y me avisó, pero no recibí ninguna notificación y me desplacé a Venezuela el 7 de marzo para declarar y que el asesinato no quede impune, allí le miré a la cara y le dije que la Justicia tarda pero llega».
El letrado confía ahora en que el juicio sobre el triple asesinato cuente con la declaración de la ex mujer de Dahud, Irina, y sobre todo con los policías españoles que hicieron la investigación y los forenses que intervinieron en la autopsia de los cadáveres, si fuese necesario por videoconferencia. Dahud Hanid Ortiz está acusado de tres homicidios y un delito de incendio. Salas dice que «pueden ser unos treinta años de prisión, pero en España se podía haber pedido la Prisión Permanente Revisable».
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